Kylian Mbappé se despidió este domingo del Parque de los Príncipes, que ha sido su casa deportiva en los últimos siete años, con el cariño de los aficionados y sin un homenaje del club, tras las diferencias que ha tenido con el presidente Nasser al Khelaifi.

Los ruidosos aficionados radicales del fondo Auteuil desplegaron un enorme tifo con Mbappé de medio cuerpo rodeado de unos laureles y encendieron bengalas rojas, y el jugador fue a saludarles y agradecerles el gesto.

Pero el club no organizó nada de forma oficial.

Muy lejos en las formas queda el festejo que organizó el PSG hace dos años cuando, en vísperas de acabar su anterior contrato y cuando muchos creían que iba a dejar París para ir al Real Madrid, se anunció por sorpresa una renovación por dos temporadas y una opcional.

Fuegos artificiales, abrazos con el presidente Nasser al Khelaifi, camiseta especial con la leyenda ‘Mbappé 2025’ y una grada en éxtasis contrastaron con el hermetismo mostrado este domingo por el club.

De cara a esta despedida, el jugador ya había hecho un par de guiños a los seguidores parisinos en el video en el que el pasado viernes anunció su marcha al vencimiento de su contrato el 30 de junio.

«Sé que no soy el jugador más expresivo, que no he estado al nivel del cariño que me habéis mostrado durante estos siete años», dijo, consciente de que a veces se le acusa de ser frío.

«Pero nunca he querido engañaros, siempre he tratado de ofrecer resultados», aseguró.

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