Gobernar es igual a comandar un ejército en una guerra. Las decisiones que se tomen pueden definir el rumbo de la contienda y determinar la victoria o la derrota. Igual sucede con un equipo de béisbol o fútbol. Pero gobernar tiene mucho de contienda guerrera porque se ha de enfrentar a tropas adversarias que están al acecho, prestas a sacar partido a cualesquiera circunstancias que entiendan que favorecen sus planes de tomar o retomar el poder. Por suerte, la oposición al presidente Abinader viene de fracasar de manera estrepitosa, tras gobernar por veinte años.

Desde el primer día de gobierno, el presidente Abinader tuvo que hacer frente a una pandemia que tenía paralizado al país y al mundo. Su primera tarea como gobernante fue cuidar la salud de los dominicanos, y para ello se empeñó en impulsar un plan de vacunación que dio resultados inmejorables. Al tiempo que enfrentaba la pandemia con la tenacidad, entrega y compromiso que le caracterizan, junto a su equipo en la rama, se propuso recuperar el turismo, que estaba hundido fruto de la emergencia sanitaria mundial. Al año de asumir, ya estábamos en los niveles de los tiempos prepandémicos a nivel de visitantes y ocupación hotelera.

Pero había que recuperar la economía, que también había sido vapuleada por la pandemia y también por los saqueos a que fue sometido el país en las gestiones anteriores. Se pusieron en marcha planes para financiar la producción agropecuaria, que alimenta al turismo y la población en general; se dieron facilidades de crédito a las pequeñas y medianas empresas; se aumentaron los subsidios a los más vulnerables, y se trabajó arduamente para salvar el año escolar en medio de la pandemia.

Sin embargo, a medida que se recuperaba la normalidad económica, los precios de las materias primas para la agropecuaria, la construcción y la industria experimentaban escandalosos aumentos de precios como resultado del parón pandémico en China y otras partes del mundo y por el aumento de los fletes marítimos y aéreos.

Y en medio de estas circunstancias estalla el conflicto entre Rusia y Ucrania, que ha traído un gran incremento en los combustibles para la producción de energía eléctrica, industrial y agropecuaria. Al mismo tiempo se disparaban los precios del petróleo.

Y el país, a pesar de todas estas circunstancias adversas, ha venido creciendo económicamente; la tasa del dólar se ha estabilizado a la baja; las exportaciones crecen, al igual que las reservas en dólares del Banco Central. Y nunca ha habido desabastecimiento de productos de ninguna índole.

Y si usted sale a dar una vuelta por el país comprobará que el gobierno ejecuta un amplio plan de obras públicas que incluyen obras viales, acueductos, hospitales, proyectos de viviendas, ampliación del Metro de Santo Domingo, los teleféricos de Los Alcarrizos y Santiago, el monorriel de Santiago, etc.

Y si usted quiere saber por qué se construye tanto en circunstancias tan difíciles, la respuesta es la siguiente: el presidente Abinader ha parado el robo, el saqueo de los fondos públicos; y con esos grandes ahorros ha podido cumplir con una parte importante de las demandas de la población. Y eso, que el gobierno se ha visto obligado a subsidiar por más de cuarenta mil millones los combustibles para que la población no siguiera sufriendo los embates del aumento de precios. Si esa suma hubiese sido invertida en obras los avances serían mucho más notables.

Entonces ahora viene el huracán Fiona y produce cuantiosos daños en varias demarcaciones del país.

Pero tenemos la suerte de contar con un presidente capaz y cercano, entregado, quien, como un gran capitán, ha sabido lidiar con la tempestad que ha azotado al país y al mundo en estos últimos dos años y medio. Y veremos que en poco tiempo nos recuperaremos de este nuevo desafío porque el pueblo dominicano sabe levantarse de las circunstancias más adversas, al extremo de que sobrevivimos al expolio sistematizado al que las huestes de Leonel Fernández y Danilo Medina sometieron al país.

Ahora imaginemos al presidente Abinader gobernando en circunstancias normales. Y esas circunstancias podrían darse durante su segundo mandato, el cual se ha ganado con notas sobresalientes.

Por LUIS R. SANTOS
EL AUTOR es escritor. Reside en Santo Domingo.

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